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Hermann Wilhelm Göring (también escrito Goering; pronunciación, [ˈɡøː.ʁɪŋ]; Rosenheim, 12 de enero de 1893-Núremberg, 15 de octubre de 1946) fue un político, comandante de la Luftwaffe y criminal de guerra nazi.[3] Fue miembro prominente del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) y uno de los líderes del régimen de Adolf Hitler. As de la aviación durante la Primera Guerra Mundial, fue galardonado con la codiciada medalla Pour le Mérite. Asimismo, fue el último comandante de la Jagdgeschwader I, la unidad de cazas de combate que había liderado Manfred von Richthofen, el Barón Rojo.
Miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán desde sus primeros tiempos, resultó herido en 1923 durante el fallido golpe de Estado conocido como el Putsch de la cervecería. Mientras recibía tratamiento por sus heridas, desarrolló una adicción a la morfina que persistió hasta el final de sus días. Después de que Hitler se convirtió en canciller de Alemania en 1933, fue nombrado ministro sin cartera en el nuevo gobierno. Fundó la Gestapo ese mismo año y puso al frente a Heinrich Himmler. Tras el establecimiento del régimen nazi, Göring acumuló poder y capital político para convertirse en el segundo hombre más poderoso del Tercer Reich. Fue nombrado comandante en jefe de la Luftwaffe, la fuerza aérea, cargo que ostentó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la campaña de bombardeos sistemáticos sobre Alemania por parte de los Aliados, disfrutó de gran popularidad entre el pueblo alemán. En 1940 se encontraba en el cenit de su poder e influencia y como ministro al frente del Plan Cuatrienal (Vierjahresplan), en el que tenía la tarea de movilizar a todos los sectores de la economía para la guerra, por lo que puso a numerosas agencias gubernamentales bajo su control, que lo ayudaron a convertirse en uno de los hombres más ricos del país. En 1938, Hitler lo designó sucesor y representante suyo en todas las instituciones. Después de la caída de Francia en 1940, le concedió el rango de Reichsmarschall, un cargo superior al del resto de comandantes de la Wehrmacht.
A medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial, la posición de Göring ante Hitler y el público alemán disminuyó después de que la Luftwaffe demostrase ser incapaz de evitar el bombardeo aliado de las ciudades alemanas y el reabastecimiento de las fuerzas del Eje rodeadas en la batalla de Stalingrado. Por ello, se retiró cada vez más de los asuntos militares y políticos para dedicar su atención a la adquisición de propiedades y obras de arte, muchas de las cuales fueron robadas a víctimas judías del Holocausto. Informado el 22 de abril de 1945 de la intención de Hitler de suicidarse, decidió enviarle un telegrama en el que le pedía permiso para asumir el control del Reich. Considerándolo un acto de traición, el Führer le retiró todos sus cargos, lo expulsaría del partido y ordenó su arresto.
Acabada la guerra, fue procesado en los juicios de Núremberg y declarado culpable de conspiración, crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.[4] Fue sentenciado a morir en la horca, pero se suicidó la noche anterior a su ejecución con la ingesta de una cápsula de cianuro.[3]